martes, 13 de noviembre de 2007

Sobre el diario "El País"

A propósito de la actitud que, en España, los medios de comunicación privados (y públicos) llevan adoptando sobre la revolución en Venezuela, me parece oportuno reflexionar sobre uno de los cabecillas de esta campaña de acoso, el periódico "El País".

Si realizáramos una encuesta entre la población española y pidiéramos que se ubicara el diario del grupo PRISA en el espectro ideológico, la mayoría de la población lo situaría en la izquierda. Desgraciadamente esto es sólo una ilusión o un recuerdo de tiempos pretéritos, cuando "El País" se podría situar dentro de los periódicos socialdemócratas nacidos en la transición española de finales de los 70. Y esto siendo generosos y generalizando mucho.

No se trata de repartir carnets de legitimidad ni ideología. Cada uno es dueño de cultivar la primera, y libre de profesar la segunda. Sin embargo, "El País" lejos de admitir francamente su posicionamiento ideológico, enmascara ideas profundamente reaccionarias en un barniz progresista. No duda además en proclamarse tutor de movimientos sociales y políticos, golpeando sin piedad a aquellos que "sacan los pies del tiesto" del sistema. La cuestión no es debatir sobre diferentes modelos de izquierda, si no denunciar a quién pretende pasar por algo que no es para jugar un rol social de guardabarreras del sistema.

Un ejemplo práctico. ¿Es de izquierdas apoyar golpes de estado, promovidos por la patronal y por gobiernos extranjeros imperialistas, en un país con un gobierno democrático?. A todas luces no. Observemos entonces cual fue la actitud de "El País" en los días posteriores al 11 de Abril de 2002, cuando en Venezuela el gobierno legítimo de la república bolivariana fue (o pretendió ser) decapitado por la oligarquía del país caribeño. La recuperación de este artículo es parcial, debido a que la hemeroteca de "El País" es de pago, el link a la noticia es este.


La República Bolivariana ha muerto
Una rebelión cívico-castrense pone fin a tres años y tres meses de presidencia de Hugo Chávez en Venezuela
JUAN JESÚS AZNÁREZ - Caracas

La presión popular y periodística, activamente secundada por los empresarios y los sindicatos de trabajadores, y el sangriento desenlace la tarde del jueves, sublevaron finalmente a los cuarteles, y derrumbaron la presidencia de Hugo Chávez, después de una gestión caracterizada por la provocación y el avasallamiento de la discrepancia.

>PUBLICACION: Edición Impresa - EL PAÍS
>SECCIÓN / ÁREA: Internacional
>FECHA: 13 - 04 - 2002






¿Esto es lo que se espera de una crónica in-situ sobre un golpe de estado?. Es una crónica miserable de un reaccionario que en vez de hacer periodismo hace proselitismo fascista. Creo que los comentarios sobran, desde el encabezado, en el que tilda al golpe de "rebelión cívico-castrense" (viva la neolengua!), pasando por la mentira de Puente Llaguno, hasta el final, en el que culpa a la propia víctima del golpe. Este tal Juan Jesús Aznárez no es un periodista, es un delincuente.

Por último, me gustaría rescatar una reflexión que el periodista Pascual Serrano hacía cosa de un mes, a propósito del editorial sobre El Che que realizó el periódico que nos ocupa. Este editorial "Caudillo Guevara" levantó una gran polémica, lo que incluso llevó a la redacción del periódico (nada tienen que ver con este artículo los periodistas honrados que trabajan allí) a rebelarse contra la dirección del mismo.

"¿Ha cambiado de ideología El País? La respuesta es NO, la razón es que ahora las ideas del Che están más presentes en América Latina y resultan peligrosas, no como hace diez años.""Y es que para muchos el Che sólo merece ser laureado si está muerto, pero se convierte en objeto de odio cuando vive. Es frecuente adoptar el discurso de la izquierda y expresar sus simpatías con ella cuando se está convencido de que el poder está lejos de ella. En cambio, esos mismos cuando vislumbran serias opciones de la llegada de la izquierda al poder se convierten en sus mayores enemigos. De ahí que El País siga queriendo presentarse como izquierda en los lugares donde ésta se encuentra alejada del gobierno y arremeta contra ella cuando tiene el poder: Cuba, Venezuela o Bolivia. El giro editorial del diario El País con respecto al Che Guevara, pasando de “símbolo del idealista coherente” a “asesino” y “caudillo”, es la mejor prueba de que el Che está ahora más vivo –y peligroso- que hace diez años."

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